En Dúrcal, a unos tres kilómetros de su centro urbano se pueden visitar los famosos baños de Dúrcal, que ya eran conocidos desde la antigüedad por sus propiedades beneficiosas. Estos manantiales agrupan a dos nacimientos bien diferenciados: el baño grande o Vacamía, o el baño chico o baños de Urquizar.

 

      

 

Según cuenta la leyenda, los moros, que habitaban estas tierras, al verse asediados por las tropas cristianas, en uno de sus continuos forcejeos, decidieron esconder sus tesoros entre los que se encontraba una vaca hecha a tamaño real en oro,  ojos con diamantes y cuernos de marfil. La escondieron muy cerca del baño grande o Vacamía, en la cueva de los riscos.

Los nacimientos de Vacamia y Urquizar están situados  junto al río Dúrcal, aunque están separados entre sí. En esta parte del río afloran materiales mármoreos con interacciones esquistosas pertenecientes al complejo Alpujárride. Estos materiales permeables infiltran una gran cantidad de agua de lluvia hasta el acuífero denominado de las Albuñuelas, teniendo una extensión de 175 kilómetros cuadrados. Este enorme acuífero abarca terrenos desde Padul, Dúrcal, Albuñuelas,Escúzar y Agrón.

El acuífero de las Albuñuelas drena a través de numerosos manantiales. La fractura por el encajonamiento producida por el río Dúrcal ha facilitado el afloramiento de estos manantiales.

La temperatura de estos nacimientos es muy superior a otros nacimientos que están cerca (por ejemplo el de la rambla de Cijancos) y también es muy distinta en la cantidad de agua que sale: en Vacamía la temperatura del agua es de 21,2ºC y en los baños de Urquízar la temperatura es de 24 °C. La  mineralización más débil de los manantiales vecinos es muy diferente.

Los baños de Urquízar engloban cuatro nacimientos, con composiciones minerales distintas, las unidades 1-2 de las unidades 3-4. (siempre se ha comentado que el nacimiento de la izquierda era mejor para beber que el nacimiento de la derecha).

Estas aguas que han estado a unos 2000 metros de profundidad ascienden tras décadas en el subsuelo disolviendo a su paso entre las grietas minerales como el magnesio el calcio o el potasio.

Las aguas del baño Urquizar fueron declaradas como minerales en el año 1990, en 2006 como termales y en el año 2010 obtuvieron la declaración de aguas minero-medicinales.

Estas aguas son muy buenas para enfermedades cutáneas, todo lo relacionado con la piel, para las  articulaciones, aparato digestivo , piedras renales pero no es aconsejable su uso habitual continuo por sobrepasar los límites aconsejados para la salud por la concentración de ión de sulfato.