Los casi 800 años de la presencia de la cultura denominada como al-andalus en el reino nazarita de Granada, ha llegado a nuestros días a través de un legado, destacando entre otros aspectos un rico patrimonio artístico, una influencia de la lengua árabe, urbanismo basado en su visión y costumbres, y unas mejoras en la gestión y distribución del agua, sobre todo en términos de regadío .

Para las normas islámicas, es decir el Islam, el bien más preciado de la naturaleza es el agua, apareciendo esto en el Corán, Dios está en su trono de agua y desde ahí sale todo ser viviente. Dios quita y da el agua para convertir la tierra en un oasis o en un desierto. En su paraíso imaginado circulan ríos de leche, agua y vino  que riegan todo tipo de frutales, intentan crear su imagen de paraíso en la tierra.

El papel de las acequias, además de su función primordial de regar, contribuyen a refrescar el ambiente, a crear una atmósfera relajante con sonidos y olores que se asemejan al paraíso.

La palabra Acequia proviene del árabe y significa  riego.

Dentro de las normas hídricas de los grandes caudales, el agua pertenece a todos. Y en los caudales más pequeños o que necesitan obras el orden de preferencia se hace siempre bajo unos criterios, supeditados todos a cumplir con el derecho de «safa», de dar de beber primero al hombre después a los animales que lo necesitan y el restante agua para el riego.

Los romanos, que fueron grandes ingenieros hidráulicos, aplicaron la tecnología principalmente para abastecer de agua a las ciudades, que era el centro de su  estructura. En la agricultura no necesitaba grandes sistemas de riego ya que las especies cultivadas pertenecían a ecosistemas mediterráneos , adaptadas a la pluviosidad del clima, como son la vid el olivo y ciertos tipos de cereales.

Los árabes sin embargo introducen plantas de áreas tropicales y subtropicales acostumbradas a vivir con el calor y con mucha humedad. En verano en la península hace mucho calor por lo que este tipo de cultivos precisaron de un  sistema de riego para mantener suficiente humedad de los cultivos.

La generalización en el regadío supone un cambio en el  paisaje, que incluso benefició a los cultivos tradicionales mejorando así su rendimiento. Algunas de las características del regadío serían, parcelación  extrema, propiedad muy fracturada y policultivos. Todo esto aún perdura en la actualidad habiéndose  modificado muy poco en los últimos 500 años.

En casi todos los barrios era habitual la construcción de un aljibe, abastecido por las acequias. La tecnología hidráulica andalusí difiere con la romana en una falta de monumentalidad y por tanto una mayor sencillez en sus diseños pero también se observa una gran diversidad y difusión en estas redes de regadío.

Toda esta herencia ha llegado hasta nuestros días y podemos afirmar que nuestros paisajes en concreto los de Dúrcal,o los del Valle de Lecrin tienen, una enorme influencia árabe.Las acequias que aún riegan nuestros campos hasta el tipo de terrazas fincas y abancalaminentos  que se adaptan al relieve de las montañas y los valles, su diseño favorecía el riego por gravedad. También nos han llegado como característica la micro propiedad y minifundismo o la fragmentación de las parcelas y el policultivo. No olvidemos que como se dice al principio estuvieron casi 800 años aquí en estas tierras, y que además muchos se convirtieron a la fe católica aunque otros fueron expulsados hace menos de 500 años.