Es, sin lugar a dudas, la ruta más tradicional o histórica para acceder a Sierra Nevada desde una localidad, al menos desde la parte Sur, es decir, desde la comarca de La Alpujarra (otro tradicional sería desde Capileira, pero por su mayor dureza no cuenta con tanta popularidad.
Conviene destacar que es una ruta dura, al menos para los no iniciados como montañeros. De una graduación de 0 a 10, la calificaría como 8, teniendo en cuenta que la ida y vuelta se haría en una sola jornada.

La salida se hace desde el mismo pueblo de Trevélez, en concreto, desde su barrio medio (de los tres que conforman la localidad). Se puede aparcar el vehículo en una plaza (la única) que se abre en dicho barrio, donde se encuentra una bonita fuente y una famosa panadería llamada «Federico». Desde allí, y desde la esquina de esta panadería, se parte andando por una calle estrecha en busca de la Iglesia de San Antonio. Antes de llegar a la iglesia, a la altura del hostal «La Fragua», hay que girar a la izquierda hasta unos antiguos lavaderos, donde corre el agua tanto en invierno como en verano. Por estas calles ya se puede advertir unas señales horizontales pintadas en blanco y amarillo que señalizan nuestra ruta. A Dichas señales nos llevarán a la parte alta del barrio medio (ojo, no confundir con el barrio alto de Trevélez). Se abandona el pueblo en dirección a nuestro objetivo por un camino con lajas (piedras colocadas de canto y en sentido transversal) justo en frente de una preciosa casa con muchos geranios en sus balcones.


La ruta comienza con un fuerte ascenso y caracterizada, entre otras cosas, por las citadas piedras colocadas de canto, así ubicadas para facilitar la subida de los animales (ganado y bestias) que antiguamente transitaban en busca de las zonas altas de la sierra en época de verano. Aproximadamente a 45-55 minutos (según el ritmo de subida), y tras atravesar algunas fuentes a nuestra izquierda y árboles que dan oscura sombra, el camino gira a nuestra izquierda, con fuerte ascenso, a la altura de una casa tradicional de guardar ganado (cuidado aquí, porque hay otro camino que sigue recto, que no conviene tomar). Además de esa referencia (el apero de ganado), existe un palo de madera (como otros a lo largo del camino) que nos indica el indicado giro.
Seguimos ascendiendo con fuerza por una zona de pinos de repoblación, de poca longitud debido a la altura y al viento. Aproximadamente cuando llevemos dos horas de camino (siempre según el ritmo), atravesaremos una valla o alambrada característica en estas zonas, destinadas a impedir el escape de cabezas de ganado. Dejaremos los pinos atrás (ojo, es la zona de mayor ascenso) e iremos semi-llaneando por una zona de prados y algún pequeño barranco, que se sortea fácilmente. Ya en esta zona no hay pérdida posible. Aproximadamente a las 2:30 o 2:45 horas de camino, atravesaremos un riachuelo procedente del deshielo, de mayor anchura que los anteriores. Resulta gratificante detenerse allí aunque sólo sea para escuchar el ruido del agua unos minutos y aprovechar para beber y llenar cantimploras. Cruzaremos el río e iniciaremos un ascenso en zig-zag, que nos eleva bastante en nuestro camino y pasados unos minutos (15 o 20) ya podremos empezar a divisar la famosa cascada de “Culo Perro”, primero a nuestra izquierda y después de frente, lo que es todo un espectáculo. Se trata de la cascada que proviene (allí nace) de la última y más grande de las lagunas, y la más conocida, llamada «Laguna Hondera», que es nuestro destino. El camino nos lleva justo al pie de la cascada. Acabado el ascenso en zigzag antes mencionado, sigue un ascenso menos pronunciado, con un sendero más recto. Una vez situados al pie de la cascada, el camino toma su mayor pendiente, también en zigzag; ascenderemos la cascada dejándola a nuestra izquierda (el fragor del agua aquí es de los mayores espectáculos de Sierra Nevada). ¡ Ánimo porque se trata del último tramo!

Concluida esta subida, que es bastante dura, pero corta (sobre 15 o 20 minutos), se abrirá ante nosotros el maravilloso valle de Siete Lagunas, con la más próxima y más grande a nuestros pies, la Hondera que hemos mencionado. Desde allí podremos ver, algo a la izquierda (según el sentido de nuestra marcha), la tremenda mole del Mulhacén, si bien su cumbre no se divisa desde este punto (nos haría falta seguir el camino a la izquierda de la laguna hasta alcanzarla). Algo a nuestra derecha, al otro lado seguiría otro camino hasta la Alcazaba, 3366 mts, tercera cumbre de Sierra Nevada, tras el Mulhacén y el Veleta). Una y otra ruta (al Mulhacén y a la Alcazaba) merecerán nuestra visita cuando estemos bien entrenados.
Si vamos bien de hora (hay que regresar), conviene dar un paseo por todo el valle de las Lagunas, hasta alcanzar la más alta, denominada precisamente “Altera”. Es un paseo precioso, sobre todo si son los meses de junio o julio, cuando todavía hay nieve en las alturas pero se pueden recorrer las lagunas sin problemas.
Un buen y sustancioso bocadillo deberán zamparse en este valle, después reposar un poco e iniciar nuestro regreso por el mismo camino.
Llegados al pueblo, es muy tradicional y característico darse un baño en el río Trevélez, situado en la parte más baja del pueblo. Al río se accede fácilmente desde la misma carretera que se dirige desde Trevélez hasta Juviles y Bérchules. Al principio se pasa mal, el agua está bien fresquita; pero después de secarnos la sensación es estupenda. Ya vienen limpitos y frescos podremos ir a cualquiera de los numerosos restaurantes a comernos unos buenos platos de jamón, bien merecidos.


La subida se hace en unas tres horas y media o cuatro. El regreso en tres horas o tres horas y media. Lo que significa un total de caminata (quitando paradas) entre 6:30 y 8 horas, según el ritmo de cada cual.